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  • Foto del escritorMarcelo Aguirre

Avanzar sin resentimiento: perdón, empatía y autocompasión



Recientemente llegó a mi el siguiente pensamiento del escritor Paul Boese (2013), que encontré tan claro como movilizador:

«Perdonar no cambia el pasado, pero sí amplía el futuro».

Pensemos por un momento, ¿qué significa esto? Hay momentos en la vida en que perdonar puede ser muy difícil, especialmente cuando hemos sido heridos profundamente. Sin embargo, es importante recordar que el perdón no significa olvidar lo que ha sucedido o justificar el comportamiento de los otros. Aún así, el perdón puede beneficiarnos si nos ayuda a liberarnos del resentimiento que nos sume en la amargura, la desilusión y drena la energía que necesitamos para seguir avanzando en nuestro camino de desarrollo personal.


A veces las heridas emocionales que cargamos son tan dolorosas que nos resulta difícil soltar, aceptar y avanzar. En tales circunstancias, uno de los camino para liberarnos del resentimiento es practicar la empatía. Intentemos imaginarnos, aunque sea por un momento, que nosotros podríamos ser la persona que nos hirió. Porque, aunque ciertos actos y actitudes del otro nos resulten reprochables o incluso inadmisibles, lo cierto es que el él/ella y yo mismo/a somos seres humanos, ni más ni menos que humanos. No se trata de justificar ni olvidar, sino de entender y aceptar que el otro, como cualquier ser humano, se equivoca al igual que nosotros nos hemos equivocado en el pasado y podríamos equivocarnos en el futuro, ¿quién lo sabe?, y que con nuestras futuras equivocaciones podríamos herir a otros de igual forma que los otros nos han herido.


Otra estrategia para acortar camino hacia liberarnos del resentimiento es la práctica de la autocompasión. En ocasiones, puede que seamos más duros con nosotros mismos de lo que somos con los demás, lo cual hace que estemos menos predispuestos a soltar el resentimiento y a perdonar a alguien que nos ha herido. Ahora bien, ¿qué es la autocompasión de la que tanto se habla en nuestros días? En palabras de la investigadora y autora Brené Brown (2018), la autocompasión es simplemente dar el mismo tipo de cuidado a nosotros mismos que le daríamos a un buen amigo, y añade:

«La autocompasión es una lista fácil de escribir y una lista difícil de vivir. Para mí, concretamente, implica cuidar nuestras horas de sueño, tomar comida saludable, hacer ejercicio y procurar conexión (con uno mismo y con los otros)».

Al ser más autocompasivos, tratarnos con mayor amabilidad y cuidar concretamente de nuestro bienestar físico y emocional, podemos estar mejor predispuestos a liberarnos del resentimiento y abrirnos al perdón, a aceptar y soltar todo lo que nos hace daño.



Sin embargo, es importante tener en cuenta, con realismo, que liberarnos del resentimiento no es un proceso fácil ni inmediato. A menudo, puede llevar tiempo y esfuerzo llegar al punto de poder perdonar a alguien. Tomarse el tiempo necesario para trabajar en la empatía, la autocompasión y el perdón puede ser una inversión valiosa en nuestro bienestar emocional a largo plazo.


En algunos casos, cuando se trata de heridas emocionales muy profundas puede ser de ayuda hablar con un psicoterapeuta para procesar mejor recuerdos dolorosos y emociones incómodas, y abrir la mente y el corazón al presente, salir del estancamiento del remordimiento y el rencor respecto del pasado, y continuar avanzando en el desarrollo personal.


Además, es bueno considerar también que al trabajar en nuestro propio bienestar emocional podemos, incluso sin buscarlo, tener un impacto positivo en las personas que nos rodean. En efecto, cuando nosotros avanzamos, dejando el pasado en el pasado, sin resentimientos, en conexión con el presente, mirando con esperanza hacia el futuro, no sólo recuperamos nuestra propia vida, sino que también las personas que nos rodean se ven, del algún modo, beneficiadas.


Todos somos, de hecho, partes de un gran tejido vivo, el tejido social. Y, en función de las neuronas espejo que integran el conjunto de las estructuras neurales que ha recibido el nombre de «cerebro social» (Goleman, 2006), los cambios positivos y negativos de unos impactan en los demás. Queda en cada uno decidir: quedarnos estancados o avanzar, e influir, en mayor o menor grado, con nuestro propio avance o estancamiento en el proceso personal de los que entran en contacto con nosotros.


Hasta la próxima,

Marcelo Aguirre



Referencias


  • Boese, P. (2013). Happy Stories!: Real-Life Inspirational Stories from Around the World (Kindle Edition).

  • Brown, B. (2018). Dare to Lead: Brave Work. Tough Conversations. Whole Hearts (Kindle Edition).

  • Goleman, D. (2006). Inteligencia social (Edición electrónica para Kindle).


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