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Foto del escritorMarcelo Aguirre

Eneagrama: Un aliado para el autoconocimiento y el desarrollo personal


¿Cuál es tu estilo dominante de personalidad

Test de Eneagrama aquí.


¿Qué es el Eneagrama?

El Eneagrama es un amplio sistema que, integrando raíces filosóficas, psicológicas y axiológico-trascendentes (o espirituales), describe 9 tipos humanos o estilos de personalidad. Cada uno de ellos es comúnmente identificado con un número del 1 al 9, distribuidos equidistantemente sobre una circunferencia que encierra un eneágono o estrella de 9 aristas (de allí su nombre, Enea = nueve; Gramma = trazos).



¿Cuáles son sus orígenes?

El símbolo del Eneagrama es atribuido a la autoría del filósofo armenio George Ivanovich Gurdjieff (1866-1949); según el cual, cada una de las tres partes que lo constituyen –esto es, circunferencia, triángulo y héxada– posee un significado simbólico relacionado con los procesos dinámicos de la naturaleza (tema que no ahondaremos en este artículo, ya que nos centraremos en las descripciones de los 9 tipos humanos).

Al símbolo original, el pensador boliviano Oscar Ichazo (n. 1931) agregó los números y los dispuso alrededor de la circunferencia, sistematizó el primer cuerpo filosófico del Eneagrama, y lo enseñó por primera vez en los años 60s, en Arica, Chile. Uno de sus discípulos, el psiquiatra chileno Claudio Naranjo (n. 1932), realizó un importante aporte psicológico al sistema, desde la perspectiva de la Gestalt, y difundió el Eneagrama en los Estados Unidos en la década de los 70s, a partir de lo cual el Eneagrama comenzó a ser aplicado a diversos ámbitos, además del desarrollo personal, a la psicoterapia individual y grupal, al coaching de vida y empresarial, la consejería y la educación.

En 1994 se fundó la Asociación Internacional de Eneagrama (IEA), que nuclea a profesionales y entusiastas del Eneagrama de diversos países del mundo. En Argentina, en el año 2008 un grupo de entusiastas e investigadores dimos nacimiento a la Asociación Argentina de Eneagrama, filial de la IEA. Para más información, pueden visitar los sitios oficiales de ambas Asociaciones:

¿Cómo clasifica el Eneagrama los Estilos de Personalidad?

El Eneagrama distingue 3 centros de inteligencia, ubicados en tres regiones corporales: la cabeza, centro del PENSAR; el corazón, centro del SENTIR (emociones); y las vísceras, centro instintivo-motriz o centro del HACER. El sistema agrupa los 9 estilos de personalidad, tres por cada centro, del siguiente modo:

  • Centro del Corazón / Sentir: Estilos 2, 3 y 4

  • Centro de la Cabeza / Pensar: Estilos 5, 6 y 7

  • Centro Visceral, Instintivo-Motriz / Hacer: Estilos 8, 9 y 1

Aunque cada individuo posee sólo uno de los 9 estilos como principal o dominante, sin embargo, todos poseemos rasgos parciales, en diverso grado, de los demás estilos de personalidad. De modo que la personalidad de cada individuo constituye una combinación peculiar de rasgos, más o menos estables, adquiridos a lo largo del desarrollo vital. Tales rasgos surgen de diversos factores, tales como: herencia genética, experiencias significativas vividas en el entorno primario (familia); educación; pautas culturales y modelado ambiental (aquellas conductas que los individuos 'copian' e incorporan a partir de su interacción con el entorno).

A cada uno de estos tipos humanos se los suele identificar con ciertas etiquetas que señalan alguna característica distintiva de cada estilo de personalidad. A continuación mencionaremos tales etiquetas descriptivas, junto con algunos otros rasgos centrales de cada uno de los estilos de personalidad:

  • Estilo 1: Perfeccionista. Metódicos; concienzudos; dados a la crítica...

  • Estilo 2: Seductor. Histriónicos; dispuestos a ayudar; orgullosos...

  • Estilo 3: Logrador. Adictos al trabajo; buscan destacar; vanidosos...

  • Estilo 4: Especial. Sensibles; susceptibles; tendientes a la insatisfacción...

  • Estilo 5: Observador. Cerebrales; poco expresivos; propensos al aislamieinto...

  • Estilo 6: Escéptico-Leal. Suspicaces; gregarios; temerosos / impulsivos...

  • Estilo 7: Planificador. Soñadores; de intereses múltiples; golosos de experiencias...

  • Estilo 8: Jefe. Directos; toscos (poco tacto); tendientes a los excesos...

  • Estilo 9: Pacificador. Complaciente; conciliador; acumula frustración hasta explotar...


La clave está en la autoobservación

Identificar cuál es el propio Estilo de Personalidad dominante (no quita que, como dijimos, tengamos rasgos parciales de los restantes ocho estilos, en diverso grado) es sólo el primer paso en el camino de crecimiento personal que propone el Eneagrama.

El segundo paso será ejercitarnos en la autoobservación, esto es, dirigir la atención a aquellos aspectos de nuestra personalidad que funcionan como 'en piloto automático', identificar nuestros patrones rígidos o estereotipados de pensar, sentir y obrar, tal como se manifiestan espontáneamente en nuestro día a día. De ese modo, como parafraseando a Víctor Frankl, podremos devolvernos poco a poco desde el automatismo y la inercia a esa 'zona de libertad interior' que es la consciencia que se establece entre el estímulo y la respuesta.

Una instrumento para la compasión y para sanar las relaciones

El tercer paso que nos propone el Eneagrama es aprovechar la valiosa información que nos ofrece acerca de los tipos humanos, los Estilos de Personalidad, para entender desde dónde actúan los otros, cómo piensan y sienten acorde sus propios patrones psicológicos, cómo esos patrones pueden activar los nuestros, y llevarnos a problemas recurrentes en las relaciones.

El Eneagrama nos permite entender cómo funciona nuestra personalidad y cómo funciona la de los otros significativos que nos rodean, con los que interactuamos día a día; y nos permite 'hacernos cargo' de la parte de responsabilidad que cada uno de nosotros tiene en la calidad y el devenir de nuestras relaciones en diversos ámbitos: familia, amigos, pareja, trabajo.

El Eneagrama, parafraseando a Richard Riso, lejos de encerrarnos en una caja (los nueve tipos humanos) nos muestra que, de hecho, por mucho tiempo hemos estado en la caja (reaccionando según nuestros propios patrones automáticos), a la vez que nos muestra la salida, que es el acrecentamiento de la libertad interior.

La práctica de la autoobservación, utilizando al Eneagrama como 'mapa' para explorar el territorio de nuestro modo particular de ser, nos ayuda a ser más autoconscientes, responsables de nuestra propia influencia sobre los otros y a la vez compasivos con ellos, dado que, de hecho, quienes no conocen aún sus propios automatismos obran menos por 'maldad' que por ignorancia. Este saber nos hace responsables y nos abre la posibilidad de convertirnos en agentes de cambio para construir un mundo mejor.

Hasta la próxima,

Marcelo Aguirre



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