La internacionalmente conocida maestra espiritual budista, Pema Chödrön, nos ha brindado innumerables ideas que iluminan con suavidad nuestros desafíos cotidianos. En esta ocasión los invito a reflexionar en base a tres pensamientos tomados del libro, The Compassion Book (2017), que contiene una antología de sus valiosas y profundas reflexiones, entrelazando su sabiduría en un camino inspirador de autodescubrimiento y transformación.

Primera estación del viaje: abrazar y transmutar el dolor
«Transforma todos los contratiempos en parte del camino que conduce a tu despertar (bodhi)» (Chödrön, 2017).
Cuando leí y releí, varias veces, esta cita por primera vez, me pregunté, ¿cómo es posible expresar tanta sabiduría con tan bella simplicidad? Basta con vivir con un poco de atención a lo que experimentamos internamente en el día a día para entender que es verdad lo que esta cita sugiere, que toda dificultad ofrece una oportunidad para despertar la compasión y conectar con un corazón cada vez más abierto y resiliente.
Si lo pensamos bien, los desafíos de la vida no son tanto obstáculos—aunque podríamos verlos de ese modo—, sino más bien peldaños de un camino que es a la vez ascendente, que nos lleva a un nivel de consciencia superior; y también descendente, que conduce al reconocimiento, con aceptación y sin juicio, de nuestros más profundos temores, necesidades y anhelos.
Ya sea que nos enfrentemos a un inconveniente menor o a un gran revés emocional, cada contratiempo es también un desafío nos invita a cultivar la compasión hacia nosotros mismos, sin juzgar lo que sentimos; y la presencia consciente (mindfulness), para reconocer y abrazar con aceptación nuestra verdad completa, con sus luces y sombras. Al respirar conscientemente con la intención de abrazar internamente nuestro malestar —frustración, enojo, miedo, tristeza, ansiedad, etc.—, podemos notar nuestras reacciones habituales ligadas a tal malestar, para ir, poco a poco, transformando esas reacciones impulsivas en nuevos aprendizajes, en nuevos modos de responder conscientemente ante el malestar, en vez de reaccionar mecánicamente como en el pasado. Pasar de vivir menos en piloto automático y más en un modo de respuesta consciente a los distintos desafíos cotidianos significa que estamos en un proceso de aprendizaje y crecimiento.
Cuando llevamos la práctica de la atención plena (mindfulness) a nuestra vida real y cotidiana, tomamos cada vez mayor consciencia tanto de nuestro sufrimiento como de nuestro poder para auto-sanarnos mientras observamos y aceptamos con amabilidad nuestro dolor y limitaciones, sin auto-juzgarnos. Cada vez que elegimos ver una dificultad como un maestro —como una oportunidad de aprendizaje y crecimiento—, nos abrimos a manifestar en el mundo nuestra mejor versión, a vivir con empatía, comprensión y compasión. Este cambio de perspectiva libera nuestro corazón de la amargura, la venganza y el resentimiento, permitiendo que cada momento difícil se convierta en parte de nuestro viaje hacia nuestro despertar, que es lo mismo que decir el proceso de florecimiento, en nuestro interior, de una mayor sabiduría y amor.
Para reflexionar:
¿Cómo puedo enfrentar hoy mis frustraciones —o cualquier otro malestar— con comprensión en lugar de juicio?
¿Qué imagen, palabra o frase puedo usar para ayudarme a cultivar la compasión conmigo mismo y con los otros durante momentos difíciles o tensos?
Ejercicio terapéutico:
Siéntate unos minutos silencio para reflexionar e identifica un contratiempo o desafío reciente en tu vida.
Reconoce la lección; pregúntate: «¿Qué me está enseñando esta experiencia sobre mis patrones o hábitos de reacción?».
Fija una intención: proponte firmemente hacer un pequeño cambio positivo en tu forma de responder la próxima vez que surja una situación similar.
Segunda estación del viaje: cultivar el agradecimiento
«Sé agradecido con todos. Los otros siempre te mostrarán exactamente dónde estás atrapado... Si los otros no te provocaran, seguirías siendo ignorante de tus hábitos dolorosos y no podrías entrenarte en transformarlos mientras avanzas en tu camino hacia el despertar» (Chödrön, 2017).
Cuando tenemos alguna dificultad con otra persona, especialmente cuando nos sentimos heridos u ofendidos, es difícil, en tal momento de distrés, pensar sabiamente y con claridad. Pero cuando el dolor ya no es tan intenso, podemos reconocer que los demás nos van revelando dónde estamos atascados, qué necesitamos aprender, ofreciéndonos oportunidades para transformar nuestros patrones negativos con honestidad y compasión.
Las personas en nuestra vida —amigos, familiares, colegas, parejas y ex-parejas, incluso desconocidos— funcionan como espejos de nuestras propias sombras; reflejan nuestros miedos, resentimientos, inmadureces y apegos. Cuando vemos esos reflejos, podemos experimentar incomodidad y el impulso a rechazar aquellas partes de nosotros mismos que nos desagradan, al igual que a aquellos que las reflejan. Sin embargo, es precisamente en esa experiencia incómoda donde surge para nosotros una gran oportunidad de crecimiento. El cual comienza con reconocer, continúa con aceptar, y culmina con transformar nuestras sombras en luces de aceptación, compasión, y agradecimiento.
Al inclinarnos hacia el agradecimiento, aprendemos a apreciar nuestras relaciones por los valiosos aprendizajes que nos brindan. Tales aprendizajes pueden ser sutiles. Por ejemplo, un comentario crítico de un compañero de trabajo nos muestra dónde seguimos buscando validación externa; o un amigo paciente nos enseña cómo mantener la calma ante el estrés, etc. Lo importante es estar atentos (mindful), observando y reflexionando —antes que juzgando—, preguntándonos frecuentemente ¿qué puedo aprender de esto?
La actitud de agradecimiento es una energía poderosa que transforma nuestras experiencias desagradables, incluso la más dolorosa, en una instancia de aprendizaje. Así, nuestra visión de los demás cambia de posibles adversarios a aliados esenciales en el camino de nuestro desarrollo espiritual.
Para reflexionar:
¿Con quién me cuesta más trabajo sentir aprecio en mi vida diaria?
¿Cómo podría replantear esta dificultad para descubrir una lección que me ayude a crecer?
Ejercicio terapéutico:
Diario de gratitud para relaciones desafiantes: escribe el nombre de alguien que te irrite o te genere tensión.
Encuentra la lección: anota al menos una cosa que hayas aprendido de esa persona, incluso si te incomodó.
Reflexiona y abre tu corazón: observa si surge algún atisbo de gratitud por ese aprendizaje; abraza ese agradecimiento por completo, aunque sea efímero.
Tercera estación del viaje: conectar con la alegría
«Mantén siempre una mente alegre. Practica constantemente la alegría, aunque no sea por otra razón que porque estás en este camino espiritual. Ten un sentido de gratitud hacia todo, incluso las emociones difíciles, pues tienen el potencial para despertarte» (Chödrön, 2017).
El agradecimiento y la alegría, incluso en medio de desafíos, pueden guiarnos en el camino espiritual. Cultivar la alegría no significa negar el dolor ni de buscar una felicidad constante. Más bien, consiste en la práctica de abrazar la vida tal como es —con todos sus matices— a la vez que conservamos una chispa de optimismo. La alegría nace al saber que somos capaces de enfrentar la adversidad con apertura y curiosidad.
Cuando nuestro corazón permanece liviano, simple, sin temores ni resentimientos, creamos espacio para la compasión y nuevos aprendizajes. Esto no significa que debamos rechazar la tristeza o evitar las emociones difíciles a como dé lugar; sino más bien abrazarlos, apreciarlos como parte de nuestra vida en el momento presente. A través de este mix de aprecio, curiosidad y simplicidad, llegamos a comprender que las dificultades y los placeres pueden coexistir, a la vez que preparamos el terreno para un crecimiento más profundo.
Para reflexionar:
¿Qué me ayuda a cultivar simplicidad y una actitud alegre y lúdica, desenfadada, en mi día a día, incluso durante momentos de estrés?
¿Qué significaría para mi disponerme a mantener la alegría junto a mis desafíos actuales?
Ejercicio terapéutico:
Escaneo corporal para aflojar tensiones: cierra un momento los ojos y revisa tu cuerpo en busca de tensión; simplemente observa qué parte del cuerpo se siente tenso.
Respiración honda: inhala profundamente, imaginando que diriges el aire a las áreas tensas. Exhala lentamente con una sonrisa, permitiendo que tu mente se calme.
Alegría: abre los ojos y menciona algo —lo que sea— por lo que te sientas contento en este momento (ejemplo: «poder respirar»; «mis seres queridos»; etc.).
***
En conjunto, estas tres citas de Pema Chödrön nos recuerdan tres pasos esenciales de nuestro proceso espiritual:
Abrazar y transmutar el dolor – Reconocer y honrar tus desafíos, con aceptación y compasión hacia nosotros mismos y los otros.
Cultivar el agradecimiento – Honrar cada relación como un espejo y maestro que tiene valiosas lecciones que enseñarnos.
Conectar con la alegría – Combinar la simpleza con una actitud de aprecio hacia todo lo bueno que hay en tu vida.
Al poner en práctica estas tres estaciones del viaje de crecimiento espiritual vamos acercándonos cada día más a nuestro despertar.
Referencias
Chödrön, P. (2017). The Compassion Book: Teachings for Awakening the Heart. Shambhala.
Chödrön, P. (1997). When Things Fall Apart: Heart Advice for Difficult Times. Shambhala.
Chödrön, P. (1994). Start Where You Are: A Guide to Compassionate Living. Shambhala.
Commentaires